libertad financiera

En mis últimas vacaciones en Eslovaquia recuerdo tres situaciones que me pasaron con mi madre y que tienen que ver con la economía, las apariencias y creencias arraigadas sobre el dinero.

  • En la tienda
  • En el banco
  • En mi casa

En la tienda

Visité un centro comercial con mi madre y estuvimos haciendo algunas compras. En una tienda mi madre vio una chaqueta que le gustó para mi. Intentaba convencerme de que la necesito de verdad. Era la típica chaqueta de invierno que después de una temporada ya pasa de moda. Después la metes en el fondo de tu armario para esperar 15 años a que vuelva a estar de moda. Además era una chaqueta muy poco práctica. Tal solo la podría utilizar 2 semanas en mi ciudad. Me obligaría a utilizarla con la mayor frecuencia posible para amortizar la inversión al máximo 🙂

Si la comprara la tendría que regalar después de poco tiempo a gente necesitada o sin techo. Esta prenda de ropa era tan poco práctica que no cumpliría la función de una chaqueta. La gente necesitada tendría que buscar otra chaqueta para que cumpla la verdadera función de una chaqueta que es abrigar. También descartaba la opción de llevármela a Noruega durante el cuál hay más oscuridad que luz y las tormentas de nieve mojarían la mitad de mi cuerpo porque esta chaqueta tenía las mangas de tres cuartos. Sabía que esta chaqueta no me la compraría ni borracha pero quería complacer a mi querida madre y fui a probármela.

Cuando salí del probador mi madre gritó con un gran entusiasmo: «Ahora tu valor aumentó de inmediato!» Ella lo pensó muy bien pero… Yo sé que valgo! Mi valor no depende de ninguna chaqueta más moderna, más cara aunque sería de algún diseñador mundialmente reconocido. Mi valor depende de mí, son valores que yo pongo a mí misma y no dependen de factores externos, aprobaciones externas y de las apariencias. No dependo del valor que me ponen otros.

Según mis creencias e ideologías las compras de este tipo las hacemos para impresionar a los demás y las cubrimos con frases como: Quiero sentirme bien! Me siento mejor con esta prenda de ropa! No lo hacemos para cubrir nuestras necesidades. Hay gente que revienta el salario de un mes para comprarse algo absolutamente innecesario simplemente para que otros digan: «Ahora tu valor aumentó de inmediato!» «Me impresionaste!» Y después están tragando todo en el trabajo que odian pero no pueden nunca dejarlo por hacer cada mes unas compras innecesarias y sin sentidos. Salí de la tienda sin chaqueta.

En el banco

Fuimos al banco con mi madre para hacer algunas gestiones. Fue justamente entre los días festivos, no había mucha gente allí y tuvimos tiempo de tener una conversación relajante con la empleada bancaria. He mencionado que todavía vivo en el norte de Noruega y más o menos cómo me va la vida… Le comenté que casi tres años vivo en una autocaravana y me encanta este estilo de vida basado en la
libertad de movimiento, exploración de nuevos lugares, superación y el minimalismo.

De repente, mi madre saltó en la conversación y le dijo a la empleada del banco: «Pero ella tiene un lugar para vivir. Tiene varios lugares para vivir!» Después en la casa explicaba a mi madre que si ella está consciente de que las personas adineradas no quieren que se sepan los detalles financieros sobre ellos… No les conveniente tener escrito en la frente todo lo que tienen… Más cosas de valor tienes, más impuestos pagas… ¿Entiendes este juego de ricos y pobres? ¿De qué lado juegas?

En la casa

Siempre me gusta volver a Eslovaquia y visitar a mis padres. Una casa enorme, testimonio y reflejo del sistema socialista y la mentalidad de anteriores generaciones. Antes se construían las casas para varias generaciones y convivir juntos felices para siempre. Pasamos momentos muy bonitos y marchar de casa cada vez me resulta más difícil por varias circunstancias. En momentos de tristeza y despedidas mi madre me dice: «Si el salario de los maestros fuera más alto, nunca te habrías marchado de Eslovaquia.» Si lo miráramos tan simplemente, parecería que me fui solo por eso. Salí para separarme de los pensamientos que me rodeaban, para adoptar nuevas creencias, impulsos, para ver la vida de una forma diferente. Dejar de pensar de una forma obsoleta.

Entendí que la profesión que elegí fue fruto de la influencia, desorientación profesional e inmadurez. Sí tuviera que quitar el polvo de mi titulación y buscarme la vida como profesora de nuevo… estaría otra vez en manos del gobierno. Participaría en las huelgas para que suban los salarios. Las huelgas silenciosas de los profesores eslovacos. Esas huelgas que hacen en las temporadas bajas para no perjudicar a los alumnos… Mi manera de pensar fue demasiado rebelde y no encajaba… Estoy segura de que si yo tengo que llevar a cabo la huelga y quisiera conseguir algo, haría las huelgas en momentos claves para que se den cuenta del fruto de mi trabajo… Y todos me odiarían. Vería todas esas huelgas de manera completamente diferente. De tal manera que ninguno de mis colegas me acompañaría y me odiarían por miedo de perder sus trabajos seguros.

Y estorbaría a los que tienen poder… Sería una oveja negra en el rebaño. Esperar la subida del salario me podría costar toda una vida. Mi vida es corta para esperar que la mentalidad eslovaca cambie. Lloriqueando por ahí solo conseguiré perder mi valor. Es muy sencillo. Cuando estás en el lugar equivocado y no te sientes valorada, no esperes que otros se den cuenta de ti y que la sociedad te acepte. Tienes solamente una vida. El cambio lo tienes que hacer tú. ¿Por qué perder la vida esperando el cambio en la mentalidad de toda una generación que tal vez no suceda o no vas a verlo? Tengo claro que me alejaba de la mentalidad de la sociedad eslovaca, en mi opinión muy cerrada.

Yo valgo. Mi valor depende de mí y mis fuerzas. No de las fuerzas externas. No perdería la vida esperando que otros se den (o no se den) cuenta de esto y la sociedad me dará: Apto. ¡Tú vales!

Posdata: Mi querida madre ejerció como maestra y directora durante más de 40 años y yo vi todas las consecuencias de ese trabajo. Tanto positivas como negativas. Fue una maestra extraordinaria y lo ha hecho con un amor y paciencia que yo no tengo. Ahora está jubilada!

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