Velero Vita Brevis y Rafa

Hay personas que no solo viajan: se lanzan a vivir la vida con la intensidad de quien sabe que el tiempo es breve. Rafa es una de ellas. Detrás de su sonrisa amable y su mirada curiosa hay un sueño enorme, un sueño que se mueve al ritmo del mar. Vita Brevis no es solo el nombre de su velero; es casi una declaración de principios. La vida es breve, sí, pero también es profunda, inmensa y llena de horizontes que esperan a quien se atreve a ir a buscarlos.

Rafa compró su velero en las frías aguas de Suecia y lo llevó hasta España, donde ahora lo prepara con una mezcla de mimo, valentía y determinación. Su objetivo: dar la vuelta al mundo. Pero más allá del viaje físico, hay un viaje personal, un proyecto que vibra con autenticidad y que contagia ganas de vivir más despacio, más despierto, más en conexión.

En esta entrevista, Rafa nos abre las puertas de su historia, de sus miedos y de sus certezas, de lo que significa perseguir un sueño que huele a sal y a libertad. Y lo hace con la generosidad de alguien que inspira casi sin proponérselo.

¿En qué momento de tu vida sentiste por primera vez la llamada del mar? ¿Hubo un instante concreto que lo desencadenó?

Siendo completamente sincero he de decir que no soy consciente de haber sentido esa llamada, más bien ha sido algo intrínseco en mí desde siempre.

Si le preguntáis a mi madre dirá que es culpa suya, por poco nazco en la orilla de la playa y eso ha marcado que desde que tenga uso de razón siempre he sentido una pasión absoluta por la mar. Ya de muy niño siempre decía que de mayor quería vivir en un barco y navegar por los mares. Obviamente me decían que ese modus vivendi era irrealizable, ¡y aquí estamos!

Por otro lado, si nos enfocamos más en el proyecto concreto de intentar dar la vuelta al mundo. Sí puedo mencionar como momento clave el ingreso de mi padre en la planta de hematología. Ese periodo me hizo plantearme cómo emplear adecuadamente el tiempo que tengo en este mundo para que, cuando La Huesuda llame, poder decir que lo he gastado lo mejor posible. Fue en esa discusión conmigo mismo cuando la idea de dar la vuelta al mundo en velero evolucionó y comencé a tomarla en serio.

¿Recuerdas el momento en el que nació en ti el sueño de dar la vuelta al mundo en velero?

No creáis que fue una decisión repentina. Es una idea que se fue cocinando a fuego lento. La Vendée Globe siempre ha estado en mi cabeza como una hazaña inalcanzable, pero probablemente ver a esos capitanes dar la vuelta al mundo en solitario con sus naves espaciales fuese el primer germen. Con los años, te vas dando cuenta de que se puede hacer en un barco más asequible y sencillo de navegar. Haces millas en barcos de crucero, lees a navegantes que lo han hecho, conoces a armadores que sueñan con cumplirlo… así casi siendo consciente de que igual hasta puedes hacerlo tú con la preparación adecuada. Hasta que decides ponerte manos a la obra,estableces un plan y comienzas a ejecutarlo.

¿Qué representa para ti navegar?

Equilibrio. De hecho,- uno de los nombres que barajé para mi balandra fue Némesis, por ser considerada la diosa del equilibrio en la antigua Grecia…finalmente escogí Vita Brevis porque sentí que era más acorde con el espíritu del proyecto y porque “le pegaba más”, sea lo que sea que eso significa. Después de esta temporada juntos estoy seguro de que al barco le gusta su nombre y se esfuerza por cumplir con la misión que conlleva.

Mucha gente habla de la libertad y probablemente es la respuesta que se espera a esta pregunta. Pero un barco no navega libre, navega sujeto a que un montón de fuerzas diferentes actúen sobre las velas y el casco para resultar en ese avance. Navegar es controlar ese (des)equilibrio de fuerzas, gestionar los rumbos para alcanzar los objetivos. Así como los recursos, los tiempos, las horas de sueño, las personalidades delos tripulantes. Si todo se mantiene en un equilibrio razonable se navega muy cómodo,en cuanto algo se desequilibra empiezan los problemas.

¿Qué miedos te acompañan en este proyecto, y cómo aprendes a gestionarlos en lugar de huir?

¿Miedos? La verdad es que no siento miedo por el proyecto en sí… lo peor que podría pasar es que no lo ejecute o fracase en el intento, pero tampoco sería una gran desgracia.

Prefiero pensar que si finalmente no lo ejecuto puede ser o bien porque decida que debo hacer otra cosa con mi tiempo o porque me resulte imposible, en ninguno de ambos casos he de temer cancelar el plan.

En caso de partir y “fracasar” pasa un poco igual, ya sea una decisión propia o de los dioses del mar que pongamos la proa apuntando a casa sin haber cortado todos los meridianos habrá un motivo suficiente para ello y en el hipotético caso de sufrir un naufragio ya gestionaremos la situación… es algo que prefiero no pensar, aunque sí estoy preparado y conozco los protocolos para pedir ayuda si fuese necesario, ¡eso no pasa hombre!

¿Cómo gestionas la soledad durante las largas jornadas de navegación? ¿La buscas, la aceptas o luchas contra ella?

Creo que la relación con uno mismo es una de las grandes lecciones que se aprenden cuando uno empieza a navegar en solitario. Viviendo en una ciudad al final suele bastar con salir de casa para encontrarse con gente y poder hablar con alguien, a bordo estás tú, contigo y tus pensamientos, así que llevarse bien con uno es clave para sobrellevar los días y noches navegando, especialmente cuando el tiempo no acompaña.

La soledad no es algo que busque per se, viene asociado a este tipo de navegación, por lo que es algo que acepto y decido aprovechar para aprender de ella lo máximo posible. Si bien es cierto que me gusta navegar en solitario, me siento bien conmigo mismo al hacer todo lo necesario por mí mismo para lograr mis objetivos. Además, he de reconocer que parte de los preparativos del viaje incluyen una nutrida biblioteca que me ayude a romper con la monotonía y expandir la mente.

¿Qué experiencias navegando te han marcado más en estos años, tanto las difíciles como las inolvidables?

Cada navegación es diferente, todas tienen sus momentos de placer y sus partes más difíciles. Ahora me viene a la mente cuando, al final de la guardia, vi por fin el faro de Cherburgo después de varios días enfrentando a las fuertes corrientes del Canal de la Mancha con un tiempo no muy apacible. En ese momento me sentí verdaderamente navegante, cuando solo con ver una lucecita en el horizonte se te pasa gran parte del frío que te lleva días calando desde el chubasquero hasta los huesos.

Pero bueno, por animaros a probar la navegación más allá de las salidas diarias de un par de horas, tengo que contaros que el cielo nocturno ahí en medio es algo casi de otra época. Se ven una cantidad de estrellas que resulta casi insultante en comparación con lo que tenemos en tierra… de verdad, a veces cuesta incluso encontrar las constelaciones en el mar de puntos brillantes que podemos ver en el cielo.

¿Cuál es la historia del Vita Brevis? ¿Por qué lo elegiste y qué características técnicas te enamoraron del barco?

Bueno… el Vita Brevis como tal nace cuando comienzo a armarlo y lo rebautizo. Antes se llamaba Duette y fue un barco utilizado como casa de verano por su segundo propietario y como barco familiar por Jan, el armador que me lo vendió a mí. El barco es un Contrast 33 construido en Suecia durante el 1985. En su momento el diseño se hizo famoso por su velocidad y maniobrabilidad, que lo hacía un barco muy versátil para utilizarlo los fines de semana como barco familiar y en regatas locales.

He de confesar que viajé a Suecia atraído principalmente por los precios de su mercado de segunda mano y por la fama de los astilleros nacionales, como Hallberg-Rassy o Najad. No había oído nunca hablar de los Contrast hasta que estuve revisando un Hallberg-Rassy Rasmus bastante deteriorado y el bróker me recomendó fijarme en ellos. A raíz de ahí comencé la investigación y visité todos los que había a la venta en Escania.

Las principales características técnicas del barco son: casi 10m de eslora, que lo hace relativamente sencillo y asequible de mantener; algo más de 3m de manga, lo que me aporta una habitabilidad muy cómoda para los barcos de esta antigüedad y eslora; más de 3,7 toneladas de desplazamiento, que le otorga una estabilidad muy buena, con una quilla de aleta lo que facilita las maniobras, especialmente en puerto; y un palo de más de 12m en aparejo de balandra fraccional, con lo que hay trapo para capturar hasta la brisa más suave y que el barco ande.

En general este modelo ofrece un equilibrio fantástico (sí volvemos al concepto del equilibrio en la navegación) entre el coste de adquisición y mantenimiento, la habitabilidad que necesito para plantearme un viaje tan largo y unas características de navegación de sencillez, rapidez y seguridad con las que sentirme cómodo en la mar estando solo.

¿Cómo gestionas la incertidumbre y los riesgos de un viaje tan grande?

Fundamentalmente con preparación tanto la mía como la del barco. Al final en una aventura de este calado van a pasar muchas cosas. En este sentido es importante conocer el barco, conocerse a uno mismo, saber realizar reemplazos y reparaciones de fortuna. No es un viaje con el que me sintiera cómodo comprando un barco nuevo y haciéndome al Océano. Quiero conocer bien el barco: entender qué se le rompe con más frecuencia, si hay alguna manera de evitar algunas averías y cómo resolver las que ocurran, qué repuestos y herramientas me resultan más indispensables…

Además hay que conocerse a uno mismo, saber qué sabes y qué ignoras, formarte en aquello que desconoces más, ponerlo en práctica e interiorizar los planes de reparación y emergencia. Al final no es lo mismo cambiar un filtro del motor en puerto y con el mecánico guiándote que hacerlo en medio del mar, sólo y con mal tiempo.

En cuanto a los riesgos es más difícil, porque no te puedes exponer a que se materialicen en un entorno controlado… así que, suelo repasar protocolos mentalmente mientras conduzco al trabajo por ejemplo.

¿Qué mejoras o cambios estás haciendo en Vita Brevis para que esté listo para un gran viaje alrededor del mundo?

Como armador novel soy bastante cauteloso a la hora de hacer cambios relevantes.Hablando con un bróker que vendía un Najad en Alicante hace unos años me dio un consejo que apunté y he decido seguir: “antes de cambiar nada caro, arma el barco por un añito o añito y medio, seguro que entiendes por qué se han hecho unas cosas y se han dejado de hacer otras, si aún así no te gusta, entonces lo cambias.”

Por el momento estoy más enfocado en volver a ponerlo en forma después de la paliza que le he dado recorriendo Europa y la amortización con la que lo compré que haciendo grandes modificaciones. Sin embargo, tengo claro que actualizaré la informática de a bordo con un plotter nuevo, un sistema AIS más moderno y mejorando la autonomía energética del barco en la mar. Además ahora ando liado conla nevera, ¡no es lo mismo refrigerar las bebidas en el verano del Øresund que en el del Mediterráneo!

El siguiente paso será renovar todo el sistema eléctrico para ir preparándolo de cara al consumo de los nuevos equipos, incluir más placas solares, baterías más modernas y potentes, etc.

Y antes de zarpar al gran salto habrá que cambiar todos los grifos de fondo, pasacascos, completaré el juego de velas a ver si ganamos algún nudito navegando en portantes, me haré con una mayor nueva, incluso estaba pensando en alguna solución para incluir un segundo estay para navegar con dos velas en proa.

¿Qué aprendizajes imprescindibles debería conocer cualquier persona que quiera iniciarse en la navegación de larga distancia?

Creo que depende de cada uno. En mi caso, consideraba que aprender a escoger el barco era un paso clave y en este sentido opté por leer bastante al respecto de las características que debía buscar en el velero para sentirme cómodo con él. Además la meteorología es clave para establecer una buena estrategia de navegación.Obviamente, conocer y haber entrenado técnicas de navegación con mal tiempo también aportan un plus de tranquilidad cuando planeas estar ahí fuera más tiempo del que te fías de los modelos meteorológicos. En este sentido recomendaría a cualquier navegante que lea el libro de “Navegación con Mal Tiempo” de Peter Bruce,un clásico entre la literatura náutica, que además toca en cierta medida los tres temas que venía comentando.

Aparte, y aunque a estas alturas de la civilización no parece que pueda ser de mucha utilidad, considero que ser capaz de estimar la posición del barco en caso de un fallo eléctrico general a bordo es fundamental. Así que un curso de navegación astronómica para saber utilizar un sextante también lo considero imprescindible, además de precioso.

¿Cuál es la ruta que imaginas para tu vuelta al mundo? ¿La tienes definida o prefieres que el viento decida?

Sí, a grandes rasgos el plan es seguir la ruta de los Alisios en el Atlántico: partiendo dela península hacia las Canarias, de ahí en función de la meteo bajar a Cabo Verde o cruzar directamente a las Antillas. Una vez en el Caribe pasar por el Canal de Panamá al Pacífico, navegar hacia a las Galápagos y la Polinesia francesa, Fiji, Salomón… me gustaría volver a Borneo, donde estuve buceando hace unos años e hice grandes amigos.

La gran duda surge con el Océano Índico, por un lado porque es un océano muy traicionero y por otro por las tensiones geopolíticas que pueda haber en el momento de afrontarlo. Aunque lo más probable es que termine optando por visitar mi querida Rasdhoo en Maldivas y allí decidir si me atrevo a pasar por Buena Esperanza o mejor cruzar por el Mar Rojo. Siendo completamente sincero me encantaría doblar al menos uno de los grandes cabos y llegar a conocer Santa Elena en barco… pero de momento,aunque quepa en los sueños, eso está muy lejos.

¿Qué desafíos psicológicos crees que serán los más duros durante una vuelta al mundo en velero?

Sin duda espero que la soledad y la gestión del sueño en las travesías más largas e inciertas serán los grandes retos, aunque en ese sentido ambas se pueden entrenar en cierta medida.

Por otro lado, y esto es más difícil de entrenar, está la añoranza de la familia. Al final puedo coger el barco y estar 15 o 20 días navegando en el Mediterráneo en solitario, pero al terminar ese entrenamiento llego a puerto y la familia está en casa esperando. Cuando llegue al Caribe no creo que estén esperándome en ninguna isla. Por lo que la soledad en la mar sí puede acabarse, el vaivén del barco también, pero seguiré con la familia en casa y yo cada vez más lejos.

Además, también me dan algo de vértigo las despedidas… cuando viajas solo y llegas a países tropicales es habitual encontrar con una hospitalidad exuberante y resulta fácil hacer amigos. Así que estoy convencido de que enfrentaré despedidas con personas maravillosas con quienes no volveré a tener contacto.

En un plano profundamente personal-físico, emocional o incluso espiritual-, ¿qué te gustaría que este gran viaje te dejara? ¿Esperas que te transforme de algún modo, o simplemente sientes que es un camino que necesitas recorrer sin preguntarte qué habrá al otro lado?

No, como comentaba anteriormente no considero que sea un camino que “necesite recorrer” como tal, simplemente es un plan que me apetece, porque creo que mola mucho y solo el hecho de plantearlo y tomar acción para ejecutarlo ya da es un buen empleo del tiempo, que de momento es el punto en el que estoy.

Pero respondiendo a la pregunta sobre lo que esperaría de un viaje así, espero que me enriquezca en general descubrir otros modos de vida no occidentales ni occidentalizados, entender los planteamientos de otras culturas. Espero conectar con gente que conoce la fauna y la flora de sus islas. Hasta ahora me he fascinado, por ejemplo, al aprender cómo en los bosques primarios de Borneo crecen plantas cuya savia sirve para tratar la malaria, o cómo cuentan los maldivos que cambió el comportamiento de los tiburones con los humanos los años posteriores a la prohibición de su pesca. Espero en este viaje escuchar mil historias más en este sentido.

También espero entender mejor el planeta, los regímenes de viento, las corrientes, la relación con el sol, con la temperatura y la presión. Conocer más y mejor el cielo y las estrellas, ver y usar la Cruz del Sur para orientarme si me quedo sin luz en el compás.Que la hora meridiana me confirme que estoy donde debo y voy adonde quiero.

Ojalá me sirva para avanzando en mi otra de mis pasiones y pueda hacer fotos increíbles de ballenas; mejorar las que ya tengo de tiburones, tortugas, orangutanes y elefantes pigmeos; así como de otras especies amenazadas y fascinantes.

Pero sobre todo, espero que este viaje me acompañe a seguir conociéndome a mí mismo. En la soledad del mar, al sol, de noche, con viento y lluvia, lejos del confort, en la naturaleza más cruda.Y si nada de esto ocurre, no habrá problema, no todos los viajes tienen por qué ser transformadores. Para mí lo verdaderamente importante es emplear el tiempo en hacer que la vida no se nos haga breve.

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Velero Vita Brevis

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